domingo, 25 de noviembre de 2012

22 Noviembre de 2012 Mi niña entra en el quirófano

Es demasiado difícil explicártelo cariño mío, lo que te han hecho, lo que te hemos hecho, porque para ti, nosotros hemos sido los culpables y llevas toda la razón del mundo, nosotros… Mamá te llevó allí para que te hicieran daño, para que te pusieran un molesto collarín alrededor de tu delicado cuello, un maldito collarín que te ha rozado hasta hacer sangrar tu delicada piel, un collarín que no te...deja mirarnos, que no te deja jugar como tú habías aprendido a hacerlo, a tu manera, pero a jugar… un collarín que te tiene atada a tu silla, que no te deja dar esos maravillosos pasitos que tanto te gusta dar, que no te deja dar vueltas y vueltas en tu grandísima colchoneta, un collarín que te está haciendo sentir esa limitación que al menos, creo, nunca la habías sentido porque tú sabes que de eso me llevo encargando desde el día que naciste, de que nunca nunca nunca te sientas o te creas limitada, de convertir tus confusos movimientos en suaves caricias, de convertir tus pasitos en grandes carreras, de que puedas agarrar todo eso que tú quieres agarrar y que se empeña en salir corriendo de tus manos, de que puedas pintar y mancharte de pintura como tu hermana, de que puedas jugar al escondite con tus amigos, de que puedas subir y bajar por un tobogán como tu prima, de que puedas bailar bajo el agua donde tu pequeño cuerpo se siente libre de todas las ataduras que intentan día tras días minuto tras minuto sujetarlo en alguna posición que esté de acuerdo con la Ley de la Gravedad y que te ayude a vernos y a que te veamos sin estar acurrucada como un bebé, todo eso es lo que ese collarín creo que te está haciendo sentir.

Te he visto triste, te he visto asustada, muy muy asustada, he visto en tus ojos una gran pregunta, muchas preguntas, intento contestarlas todas pero muchas se quedarán sin hacerlo Princesa porque tú tienes 7 añitos y yo muchos más y ya perdí la imaginación que se tiene a tu edad. No entiendes porqué hemos hecho esto, dicen que es por tu bien, por eso lo hice Princesa, porque todo el mundo dijo que era por tu bien, tu cuello se acortaba cada vez que el resto de tu cuerpo crecía, tu espalda quedaría torcida y tu cabeza mucho más, me volvía loca pensar que mañana no pudieras comunicarte conmigo de la única manera que la vida te ha dejado hacerlo, con esa rubia cabecita, con esos ojos que hablan igual que miran, me volvía loca de solo pensarlo, por eso y solo por eso dejé que te lo hicieran, solo por eso vida mía, si una mano tuya hubiera sido capaz de pulsar ese botón rojo que ponen al lado de tu cabecita, o una pierna, o el pie o lo que fuera, entonces nadie te habría tocado cariño, te lo prometo, pero me dijeron que era por tu bien.

Espero que así sea, ahora lo has pasado mal durante unos días, te han dolido mucho esas dos heridas que te hicieron, las de fuera yo las veo y las curo pero las de dentro no puedo hacerlo, incluso estiro y estiro tu cuello para que ese músculo se haga largo y no vuelva a molestarte aunque ahora, la que te molesta soy yo, tirando de él cuando todavía estás dolorido por la operación, pero también me han dicho que es por tu bien y así lo hago cariño, cada vez que estiro tu cuello mi corazón se encoje al mismo tiempo que se hace más grande, se hace más grande porque si no no cabría todo el amor que siento por ti, toda la ADMIRACIÓN, el ORGULLO de ser tu madre, de ser madre de una niña tan especial como tú eres Princesa, me has demostrado tu fortaleza y tu entereza, nos das un ejemplo de valentía cada día y a veces soy yo la que flojea, la que piensa que esto o aquello no lo aguantaré y tú, la que lo sufres, ni siquiera te has quejado.

Cuando dejé que te pasaran al quirófano creí morirme, pensé que si no salía ese médico que entró contigo ya, me moriría, me dolió el alma, tu carita se clavó en mi corazón, tus ojos mirándolo todo mientras te pasaban, tumbada en esa cama y como siempre… sonriendo, cada vez que cerraba los ojos te veía, no te imaginaba te veía, mi pensamiento entró en tu cabecita mientras estabas dormida para pedirte que volvieras conmigo, que no me dejaras, que te necesitaba, que sin ti quería morirme, solo cuando volví a verte en la cama aún dormida por la anestesia, entonces volví a nacer, volviste a darme el aire que necesita mi cuerpo para vivir, mi corazón volvió a latir cuando mis manos se pusieron en tu pecho y sintieron tus latidos.



Gracias cariño por estar conmigo, gracias Dios por haberme elegido para ser su madre y como una amiga dijo una vez: dale fuerzas para que me cuide porque soy yo quien la necesita a ella.

Te quiero cariño mío mucho más allá del infinito…y volver

1 comentario:

Jose Lorente dijo...

Este es uno de esos textos de cuya lectura no se sale indemne. Oír a José María el otro día en Valencia hablarme de su hija ya me conmovió hondamente y percibí su humanidad enorme y su cariño inconmensurable. Las palabras que ahora leo aquí refuerzan si cabe ese sentimiento y me hacen participar con vosotros en el amor por vuestra Princesa que, si me permitís, hoy es también un poco mía.